El objetivo de esta mesa es analizar los factores que inciden en el proceso de socialización e identificar sus características en el contexto académico antes y después de la pandemia.
Moderador: El fundamento de este coloquio es la emergencia nacional, sin antecedente en los últimos ochenta años, que a todos nos tomó por sorpresa y que nos está dejando experiencias negativas como el desánimo, desconcierto e incertidumbre hablando en nuestro medio educativo. Estas experiencias nos van a dejar recuerdos para siempre. Estas experiencias nos deben servir para planear el futuro; nada será igual después de la pandemia y el objetivo es establecer escenarios en los cuales la educación es mejor a partir de este aprendizaje.
Norma Amirante Marignac
Es egresada de la licenciatura y de la maestría en Pedagogía de la UNAM con especialidad en Epistemología Genética. Ha trabajado fundamentalmente cuestiones de epistemología (cómo se conoce), de aprendizaje, de didáctica de las matemáticas y de las ciencias. Durante ocho años dirigió la especialidad en Epistemológica Genética y el departamento de Metodología de la Investigación en el Colegio Superior de Neurofisiología y Neurolingüística. Participó durante cinco años con un equipo del Cinvestav, en reformas curriculares en distintas universidades del país.
Desde el 2001 trabaja como asesora pedagógica en la UACM, adscrita al Colegio de Ciencia y Tecnología. Su trabajo, desde hace muchos años es con profesores, aunque conoce bien las aulas; dio clases de matemáticas a nivel básico y con adultos mayores durante más de veinte años.
Ante esta situación difícil y preocupados por la labor educativa nos enfrentamos a la paradoja de que lo que se consideraba lo menos importante, la disponibilidad tecnológica, en esta coyuntura se convierte en lo más importante ya que es el inhibidor y el facilitador con nuestros alumnos.
No se debe olvidar que las preguntas fundamentales de la tarea educativa son: ¿Qué enseñamos? ¿Cómo enseñamos? ¿para qué enseñamos? Existe la tentación, en algunos casos, que la solución es llevar los contenidos presenciales a contenidos en línea; la enseñanza-aprendizaje es un fenómeno complejo donde intervienen conocimientos de diversos campos que deben concretarse en el acto de la enseñanza.
Por un lado, están los conocimientos de la disciplina, cuestiones psicológicas sobre cómo nos relacionamos, epistemológicas de cómo entendemos el proceso del conocimiento y el aprendizaje como una función del conocimiento, pedagógicas y sociales, entre otras. Además, debemos sumar las cuestiones de políticas educativas. Con todas ellas podemos entender que es un fenómeno complejo y no tienen no tienen soluciones simples.
El aprendizaje es un proceso de construcción, no de repetición, que implica interacción con el objeto del conocimiento y con las personas que participan de este proceso. Considero que esta interacción fue lo más afectado en esta etapa; a través de la pantalla es difícil garantizarla.
Pensando en los planes de estudio, el tiempo requerido en la enseñanza a distancia es diferente al presencial y esto debe considerarse en su organización. Obviamente no puede construirse todo lo que contempla el programa, pero sí se puede hacer en los temas fundamentales que son el esqueleto de los programas.
Por otra parte, si bien el universo tecnológico y el manejo de las TIC abren una posibilidad nunca vista, puede ser una condición necesaria, pero no suficiente para garantizar un proceso de aprendizaje y de conocimiento. La cuestión es qué hacemos con los diferentes recursos que tenemos.
Durante un proceso de revisión curriculares realizado junto a la Mtra. Margarita Puebla, en la Universidad Católica de Guayaquil, Ecuador, en donde participaron coordinadores de diversas carreras. hubo un momento de discusión álgido en donde se planteó que los alumnos trabajaran individualmente, con su computadora y a su ritmo y así crear ventajas en lugar de problemas.
Ante esta propuesta, hicieron la pregunta a estos coordinadores sobre si necesitaran someterse a una intervención quirúrgica, ¿Cómo elegirían entre un médico formado en la virtualidad o uno formado presencialmente? Todos contestaron que uno formado en la presencialidad.
La experiencia es fundamental en la formación; no sólo aquella que se obtiene a través de un simulador, debe ser la que adquiere directamente. Esto debe contemplarse en la organización de un plan de estudios, determinar si es una decisión individual o colectiva.
Revisar un plan significa que se debe tener un diagnóstico de lo que pasó previamente, qué funcionó y qué no, y qué funcionó durante la pandemia y qué no.
Saúl De la Rosa (21:16)
Ingeniero Mecánico y Electricista (área electrónica) por la Facultad de Ingeniería de la UNAM, en la misma institución realizó estudios de Maestría en Telecomunicaciones; en 2003 obtuvo el Ph.D. en Ciencias Técnicas en el Instituto de Aviación de Moscú, en la Federación Rusa.
De 1992 a 1996 trabajó como ingeniero en el diseño, construcción y lanzamiento del microsatélite UNAMSAT-B, primer satélite hecho en México que ha sido puesto en órbita.
Desde 2005 es profesor de Tiempo completo de la Facultad de Ingeniera de la UNAM y está adscrito en el Departamento de Ingeniería Electrónica.
Desde 2015 es coordinador del Laboratorio de Instrumentación Electrónica de Sistemas Espaciales (LIESE) del Departamento de Electrónica de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.
Sus áreas de investigación son:
- Desarrollo de plataformas micro y nanosatélites;
- Diseño de sistemas de a bordo para micro y nano satélites;
- Técnicas de diseño de sistemas electrónicos tolerantes al medio espacial para su aplicación a bordo de satélites;
- Desarrollo de técnicas de tolerancia a fallas;
- Análisis de confiabilidad de sistemas;
- Desarrollo de Sistemas Embebidos (Microcontroladores y FPGAs);
- Desarrollo de sistemas electrónicos para aplicaciones de Internet de las Cosas (IoT).
Mi experiencia sobre cómo está afectando la pandemia en el contexto de la ingeniería electrónica consiste en la impartición de tres asignaturas teóricas, pero con una componente eminentemente práctica: microprocesadores, sistemas embebidos y fundamentos de sistemas espaciales. Como todo proceso de estudio en ingeniería, estos temas se pueden abordar desde los requerimientos de los sistemas, del fundamento de los mismos y de su desarrollo a través de simuladores o de modelos matemáticos que permiten hacer algún tipo de predicción; se puede hacer un buen fundamento de estos aspectos, pero invariablemente se debe llegar a su parte práctica, esto es inevitable.
Sin la experiencia real en el desarrollo, el conocimiento no es completo, estoy totalmente convencido de ello.
Si bien se dispone de tarjetas electrónicas de fácil acceso para los alumnos y de diverso software para hacer algún tipo de simulaciones, el gran consolidador del conocimiento para los alumnos, en el orden quizás de un 40%, es el desarrollo práctico de los sistemas, el generar proyectos.
En ellos se puede comprobar si los alumnos han adquirido el conocimiento de los fundamentos teóricos; es evidente que cuando se afrontan los problemas de las materias, el mundo real permite a los estudiantes adquirir el conocimiento. Si bien, el profesor puede enunciar estos temas durante la práctica, pero la asimilación se dará hasta que el estudiante lo experimenta o lo vive.
La falta de contacto ha mermado el proceso de intercambio de conocimientos entre profesores y alumnos, situación que se da en las prácticas de laboratorio, lo que hace que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea más lento.
Antes esta nueva normalidad ¿Qué debe contener el plan de estudios? Es todo un reto. A pesar de todas las plataformas y recursos tecnológicos disponibles, el componente del trabajo en laboratorio es indispensable; esta es una experiencia que quedará para siempre y que en la actualidad le permite desempeñarse como profesor.
La gran tarea que debe tener ahora la Facultad de Ingeniería es buscar los mecanismos para subsanar este gran problema de la imposibilidad de realizar prácticas de laboratorio.
Varios profesores han externado diferentes ideas, sobre el acondicionamiento de espacios, disponer de ventilación especial, una nueva metodología de trabajo, etc. que son aspectos en los cuales, en este momento, la Facultad de Ingeniería debería estar trabajando.
La prioridad debería ser que todo el personal académico debería estar trabajando en desarrollar una estrategia para iniciar una nueva realidad.
Elia Echeverría Arjonilla (32:49)
Soy profesora-investigadora de la Academia de Física de la UACM, desde 2003. Estudió la licenciatura y la maestría en Física en la Facultad de Ciencias, UNAM y actualmente realiza un Doctorado en Física educativa, en el CICATA-IPN.
Se ha dedicado y trabajado en la enseñanza de la ciencia (para nieves medio superior y superior) desde antes de ingresar a la UACM. En esta universidad implementó, junto con otros profesores, una propuesta de enseñanza de la física por indagación guiada con resultados interesantes.
Relacionado con lo anterior, desde 2015 es responsable general del Programa de Integración de la UACM, que tiene la función de desarrollar o fortalecer las habilidades de pensamiento necesarias para iniciar una carrera universitaria.
La pregunta guía es: en este contexto ¿Cómo doy mi clase? No se puede pensar en simplemente pasar los apuntes que doy en clase presencial a las sesiones en línea porque hay que considerar problemas tales como de conectividad que tienen muchos estudiantes. Ante esto, varios profesores propusimos una solución intermedia buscando facilitar el acercamiento de los estudiantes a través de actividades asíncronas con soporte digital en línea, que serían estas actividades de encuentro más otras a distancia.
Le llamó la atención el hecho de que en realidad esta es una crisis antigua que se viene arrastrando de tiempo atrás, en particular en el ámbito de la enseñanza de las ciencias y las matemáticas, en el aspecto colectivo y que consiste en responder a estas preguntas:
¿Qué nos corresponde enseñar? ¿Para qué lo hacemos? ¿Cómo lo hago?
Estas preguntas deben hacerse ahora en medio de este contexto de pandemia. Posteriormente, corresponde determinar si las respuestas responden a nuestra enseñanza. Esto se debe hacer a todo lo largo de la formación de los estudiantes.
En este sentido, ya se ha demostrado que las propuestas de aprendizaje activo son mejores, sabemos que poner a los estudiantes en situaciones que los confronten con situaciones reales mejoran el aprendizaje.
Por otra parte, los profesores en conjunto solemos expresar que queremos formar investigadores, que los estudiantes pudieran modelar la realidad, que puedan problematizar, que propongan soluciones, que innoven. Pero ¿esto corresponde a lo que proponemos en las aulas? Mi impresión es que, en general, esto se tiene claro pero que se da implícitamente; no hacemos propuestas específicas para lograrlo.
Finalmente, a pesar de todas estas reflexiones, seguimos enseñando contenidos tradicionales, es decir, desde la perspectiva enciclopédica; se apuesta a los contenidos en lugar de hacerlo a aspectos metodológicos que tengan que ver con las características que hemos planteado.
Las preguntas anteriores no pueden responderse de forma individual ya que nuestra actividad no está al margen de los demás factores, sobre todo de los planes de estudio.
Para resolver este panorama se deben considerar las condiciones iniciales de nuestros estudiantes, las de nosotros los profesores y las condiciones laborales que afrontamos. Esto me remite a tres términos que se mencionan en distintos ámbitos y contextos y que le generan resistencia a muchos profesores porque los consideran discursivos: epistemología, didáctica y pedagogía. Si encontramos la congruencia entre ellos podrá avanzarse.
El ámbito epistemológico tiene que ver cómo aprendemos, cómo se construye el conocimiento y cómo se conciben los procesos de aprendizaje.
La pedagogía es el ámbito que, con base en el epistemológico, determina cómo enseñar. Ambos no están desarticulados, propone escenarios que permiten la construcción del conocimiento. El constructivismo es la postura consistente con este planteamiento, implica generar a los alumnos conflictos cognitivos que les pongan en crisis para que reconozcan que lo que saben no es suficiente, que deben interactuar entre ellos para confrontar ideas, que los involucren mentalmente a que sean activos en la construcción de su propio aprendizaje y que todo lo que aprendan lo lleven a diferentes contextos, es decir, que logren un aprendizaje significativo.
Por último, la didáctica es la manera de aterrizar en el aula los anteriores ámbitos, buscando ser consistentes con ellos.
En mi caso en particular, he aplicado la indagación guiada como una propuesta muy pertinente para los estudiantes al inicio de sus carreras. Esto les permite desarrollar un proceso de construcción y de confrontación propio, pero con una guía que les permite adquirir conceptos y herramientas metodológicas que consideramos importantes.
El no identificar estos tres ámbitos no implica que no se tenga una postura, simplemente significa que no se tiene de una manera consiente.
La tendencia actual en la enseñanza establece que se debe enseñar a los estudiantes a integrar una gran cantidad de conocimientos para que puedan atender problemas pertinentes. Además de la pérdida de la experiencia, también se ha perdido la pertinencia de los conocimientos.
Mtra. Amelia Fiel Rivera (51:52)
Licenciada en Pedagogía egresada con Mención Honorífica de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde también realizó estudios de maestría en Letras (Lingüística Hispánica). Actualmente, estudia la maestría en Educación y Docencia en la Universidad Tecnológica Latinoamericana en Línea.
En la Facultad de Ingeniería, es técnica académica titular C, definitiva, y tiene nivel C del PRIDE. Desde 1984, realiza su actividad profesional en la Unidad de Apoyo Editorial, enfocada principalmente en la estructuración didáctica de contenidos educativos y el cuidado editorial de las publicaciones elaboradas por docentes de las diversas carreras de ingeniería. Asimismo, ha participado en procesos de elaboración y modificación de planes de estudio de licenciatura, especialización y posgrado de la Facultad. Durante muchos años ha colaborado en el diseño y la impartición de diversos cursos de formación autoral a través de las divisiones de la Facultad y del Programa de Actualización Docente para Profesores de Licenciatura de la DGAPA, los cuales tienen como objetivo motivar a los docentes en la creación de materiales didácticos escritos que apoyen los procesos de formación.
En el ámbito docente, es profesora de asignatura de las materias Redacción y exposición de temas de ingeniería y Ética profesional en la División de Ciencias Sociales y Humanidades. En el Posgrado de Ingeniería, impartió los cursos de Docencia y capacitación, Seminario de investigación y Redacción técnica. Ha publicado diversos artículos sobre materia editorial y didáctica, así como libros en coautoría: Manual para la redacción de informes técnicos, Notas del curso de orientación para profesores que elaboran material didáctico escrito, Elaboración de textos didácticos de ingeniería.
Como miembro en cuerpos colegiados, actualmente es integrante del Comité de Ética en Investigación y Docencia de la Facultad de Ingeniería. Asimismo, fue consejera técnica representante del Área de Ciencias Sociales y Humanidades (2012-2018) y consejera interna propietaria representante de las secciones de Construcción, Estructuras y Mecánica de Suelos de la desaparecida División de Estudios de Posgrado (1996-2000).
En 2015, recibió el Reconocimiento Sor Juana Inés de la Cruz otorgado por la UNAM.
La pregunta guía es: en este contexto ¿Cómo doy mi clase? No se puede pensar en simplemente pasar los apuntes que doy en clase presencial a las sesiones en línea porque hay que considerar problemas tales como de conectividad que tienen muchos estudiantes. Ante esto, varios profesores propusimos una solución intermedia buscando facilitar el acercamiento de los estudiantes a través de actividades asíncronas con soporte digital en línea, que serían estas actividades de encuentro más otras a distancia.
Le llamó la atención el hecho de que en realidad esta es una crisis antigua que se viene arrastrando de tiempo atrás, en particular en el ámbito de la enseñanza de las ciencias y las matemáticas, en el aspecto colectivo y que consiste en responder a estas preguntas:
¿Qué nos corresponde enseñar? ¿Para qué lo hacemos? ¿Cómo lo hago?
Estas preguntas deben hacerse ahora en medio de este contexto de pandemia. Posteriormente, corresponde determinar si las respuestas responden a nuestra enseñanza. Esto se debe hacer a todo lo largo de la formación de los estudiantes.
En este sentido, ya se ha demostrado que las propuestas de aprendizaje activo son mejores, sabemos que poner a los estudiantes en situaciones que los confronten con situaciones reales mejoran el aprendizaje.
Por otra parte, los profesores en conjunto solemos expresar que queremos formar investigadores, que los estudiantes pudieran modelar la realidad, que puedan problematizar, que propongan soluciones, que innoven. Pero ¿esto corresponde a lo que proponemos en las aulas? Mi impresión es que, en general, esto se tiene claro pero que se da implícitamente; no hacemos propuestas específicas para lograrlo.
Finalmente, a pesar de todas estas reflexiones, seguimos enseñando contenidos tradicionales, es decir, desde la perspectiva enciclopédica; se apuesta a los contenidos en lugar de hacerlo a aspectos metodológicos que tengan que ver con las características que hemos planteado.
Las preguntas anteriores no pueden responderse de forma individual ya que nuestra actividad no está al margen de los demás factores, sobre todo de los planes de estudio.
Para resolver este panorama se deben considerar las condiciones iniciales de nuestros estudiantes, las de nosotros los profesores y las condiciones laborales que afrontamos. Esto me remite a tres términos que se mencionan en distintos ámbitos y contextos y que le generan resistencia a muchos profesores porque los consideran discursivos: epistemología, didáctica y pedagogía. Si encontramos la congruencia entre ellos podrá avanzarse.
El ámbito epistemológico tiene que ver cómo aprendemos, cómo se construye el conocimiento y cómo se conciben los procesos de aprendizaje.
La pedagogía es el ámbito que, con base en el epistemológico, determina cómo enseñar. Ambos no están desarticulados, propone escenarios que permiten la construcción del conocimiento. El constructivismo es la postura consistente con este planteamiento, implica generar a los alumnos conflictos cognitivos que les pongan en crisis para que reconozcan que lo que saben no es suficiente, que deben interactuar entre ellos para confrontar ideas, que los involucren mentalmente a que sean activos en la construcción de su propio aprendizaje y que todo lo que aprendan lo lleven a diferentes contextos, es decir, que logren un aprendizaje significativo.
Por último, la didáctica es la manera de aterrizar en el aula los anteriores ámbitos, buscando ser consistentes con ellos.
En mi caso en particular, he aplicado la indagación guiada como una propuesta muy pertinente para los estudiantes al inicio de sus carreras. Esto les permite desarrollar un proceso de construcción y de confrontación propio, pero con una guía que les permite adquirir conceptos y herramientas metodológicas que consideramos importantes.
El no identificar estos tres ámbitos no implica que no se tenga una postura, simplemente significa que no se tiene de una manera consiente.
La tendencia actual en la enseñanza establece que se debe enseñar a los estudiantes a integrar una gran cantidad de conocimientos para que puedan atender problemas pertinentes. Además de la pérdida de la experiencia, también se ha perdido la pertinencia de los conocimientos.
Dr. Leopoldo González González Leopoldo González (1:13:20)
Es Ingeniero Mecánico-Electricista de la generación 83-87, realizó estudios de Maestría y Doctorado, todos en la Facultad de Ingeniería de la UNAM.
Es Profesor de Carrera Titular C de Tiempo Completo Definitivo y Nivel C en el programa de primas de desempeño académico (PRIDE).
Ha sido profesor por 34 años, a la fecha a dirigido poco más de 75 tesis de licenciatura, 20 tesis de maestría y una de doctorado.
En 1994 fue nombrado Jefe del Centro de Diseño Mecánico e Innovación Tecnológica. De 2001 a 2007 fue nombrado Jefe de la Sección de Ingeniería Mecánica del Programa de Maestría y Doctorado en Ingeniería de la UNAM. De abril de 2007 a febrero de 2015, fue nombrado jefe de la División de Ingeniería Mecánica e Industrial (DIMEI) de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.
Ha sido responsable de proyectos vinculados con la industria y en los programas PAPIIT y PAPIME.
Ha sido miembro de diversas Comisiones Dictaminadoras y Comisiones Evaluadoras del PRIDE.
Actualmente es representante propietario de los Tutores de los Programas de Doctorado del Área de las Ciencias Físico Matemáticas y de las Ingenierías ante el Consejo Académico de Posgrado (CAP) de la UNAM.
De 2018 a 2020 fue el presidente de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Mecánica A. C.
Y es Miembro del Consejo Directivo de la Sociedad de Exalumnos de la Facultad de Ingeniería (SEFI) y Miembro Socio de la Academia de Música del Palacio de Minería.
Después de hacer un recuento de las fechas clave de este período (que inició el 16 de marzo de 2020), destacando las interrogantes que surgieron en este proceso, iniciando como una situación de emergencia a otro de adaptación: de un día para otro pasar de un modelo presencial a otro a distancia con un gran compromiso para no interrumpir el ciclo escolar e impartir más del 50% de las clases restantes del semestre.
En general, los profesores han cumplido con este compromiso, para lo cual fue necesario tomar ciertas acciones:
- Priorizar los objetivos de aprendizaje claves en la formación de alumnos
- Flexibilizar los tiempos de entrega de tareas y trabajos
- Considerar la infraestructura y condiciones de trabajo de los alumnos
- Proponer actividades variadas
- Aprovechar lo recursos institucionales
- Incentivar y promover el aprendizaje autónomo
- Y lo más importante: generar un ambiente de empatía con los alumnos
Durante el intersemestre una gran cantidad de profesores aprovecharon la capacitación y los recursos que puso a su disposición la Facultad de Ingeniería.
El semestre 2021-1 representó una oportunidad de innovación ante una nueva realidad; por ejemplo, en la organización del congreso anual de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Mecánica, que se celebró de manera virtual, se contó con el mayor número de ponentes internacionales y de asistentes, menos gastos e infraestructura; no obstante, se destacó el nuevo concepto de la ausencia de la presencia, así como la falta de socialización académica.
¿Qué debe hacerse con nuestros planes de estudio en función de las lecciones que ha dejado la educación de emergencia? ¿Qué debe contener un plan de estudios y cuál es su relación con la sociedad?
Los planes de estudio deben contener el perfil de egreso y atributos, habilidades y actitudes, sugerencias didácticas y formas de evaluación. Y a la relación de los planes con la sociedad la llama competencias; las que solicitan en la vida laboral actual son que nuestros alumnos puedan solucionar problemas complejos, ser creativos, tener un pensamiento crítico, tener conducta de equipo, una orientación al servicio, capacidad de análisis y toma de decisiones, contar con inteligencia emocional, gestión de personas, flexibilidad cognitiva y capacidad de negociación.
Analizando los planes de estudios de la Facultad vigentes, detectó que entre todos estos elementos hay una relación cualitativa, lo que quiere decir que estos poseen la congruencia que ha sido mencionada, entre lo que pide la sociedad y lo que estamos impartiendo. Queda como aspecto importante trabajar en los contenidos.
También de forma cualitativa, se evaluó el impacto de las competencias debido a las diferentes estrategias didácticas y las formas de evaluación.
Con base en estos análisis, planteamos la pregunta: ¿es conveniente la participación de estudiantes en a elaboración de un plan de estudios?
Por supuesto que sí. Los modelos educativos actuales tienen como elemento central a los estudiantes; todos ellos comparten ventajas y desventajas y entre ellos destacan:
Presencial, a distancia, híbrido, por competencias, design thinking, basado en problemas, gamificación, colaborativo, basado en proyectos y aula invertida.
En particular, el modelo híbrido es aquel que mezcla la educación presencial y a distancia de manera tal que ambas experiencias de aprendizaje son imprescindibles para completar con éxito los objetivos de aprendizaje. Este modelo favorece el aprendizaje autónomo, desarrolla el concepto de aprendo practicando, requiere de herramientas de comunicación entre todos los actores, contenidos virtualizados (trabajo síncrono y asíncrono) y el papel del tutor es que tiene la obligación de crear un ambiente amigable en la clase presencial y que motive a utilizar la tecnología a fin de fomentar la cohesión del grupo.
Entre sus ventajas está que la verificación de aprendizajes se puede hacer por diversos medios, hay mayor interacción entre profesor y alumno, mejores resultados académicos, hay una corresponsabilidad del alumno y mayor involucramiento en su aprendizaje, entre otras.
Sus desventajas son que es posible no conocer o desarrollar estrategias que no están acordes a sus edades, gustos e intereses, existe separación social, la integración de todos los participantes en los dos escenarios es compleja y que la oferta de aprendizaje digital y su diferencia genera dudas e incertidumbres a los participantes.
Por otra parte, el modelo de Gamificación es aquel en que se hace uso de mecánicas de juego en entornos y aplicaciones no lúdicas con el fin de potenciar la motivación, el esfuerzo y otros valores comunes en los juegos.
Finalmente, para crear un ambiente de confianza deben considerarse los factores tecnológicos, las estrategias didácticas, los de índole emocional, el tiempo, respeto y la empatía. También debe existir una comunicación en tiempo real o diferido.
Y a pesar del distanciamiento social, debe haber continuidad.
Una reflexión final es que la educación no regresará igual, las universidades se transformarán en un esquema híbrido para siempre, la innovación, la tecnología y el pensamiento lateral son la base de la nueva realidad, seguir haciendo lo mismo, sin replantearse en el 2021 es ir al desfiladero.
Deberá haber un regreso gradual a clases teóricas y prácticas, combinando lo mejor de cada uno de los modelos educativos.
Mtra. Margarita Puebla Cadena (1:32:50)
Es Ingeniera Civil egresada de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, Licenciada en Pedagogía y Maestra en Enseñanza Superior por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Especialista en Terapia Breve Sistémica por el Instituto Mexicano de Terapias Breves, S.C., especialista en Terapia Narrativa, Terapia de Pareja e Hipnoterapia por la Facultad de Psicología de la UNAM.
Ha trabajado por más de 40 años como profesora de Tiempo Completo en el Departamento de Geotecnia y también imparte clases en la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha recibido distinciones como: la “Cátedra Especial Nabor Carrillo” de la Facultad de Ingeniería, UNAM, la medalla “Gabino Barreda” en la carrera de Pedagogía, el premio “Sor Juana Inés de la Cruz” por su trayectoria en la Facultad de Ingeniería y el premio “Manuel González Flores” por la Sociedad Mexicana de Ingeniería Geotécnica.
Es autora de 5 audiolibros sobre la vida cotidiana en la Facultad de Ingeniería, numerosos artículos técnicos y libros de apuntes en la rama de Geotecnia. Su línea de investigación es la vida cotidiana en la Facultad de Ingeniería.
Una emergencia es un asunto o situación imprevistos que requieren especial atención y deben solucionarse lo antes posible.
Es este contexto de emergencia los profesores hemos trabajo en línea utilizando plataformas y computadoras, lo que ha permitido proteger la salud durante la pandemia, evitar la suspensión de clases, familiarizar a los docentes con las TIC y evitar la pérdida de tiempo por el transporte, contagios, etc.
Estas situaciones son muy buenas, pero una atención de emergencia es sólo un parche, no una solución; cambiar los planes de estudio en función de una emergencia podría ser desastroso.
Frente a una situación trágica, se pueden asumir dos actitudes: negar o asumir.
¿Qué ha ocurrido?
Seguimos con los mismos objetivos, utilizamos todo lo que se pueda con la mayor creatividad posible, se utilizan las plataformas para seguir dictando cátedra con la misma concepción de siempre y para que los alumnos socialicen (muy al estilo de la generación líquida de Bauman), prácticas de laboratorio filmadas para que los alumnos realicen los informes correspondientes, prácticas de campo y visitas tipo NATGEO para contar con evidencias y así poder seguir acreditándonos como siempre. En conclusión, estamos como siempre y quién diga lo contrario ¡Miente!
Y si no pasó nada: ¿Cuál pandemia? ¿Y los muertos? ¿Y el miedo y la desolación, los problemas económicos, la depresión, la no realización de visitas y prácticas de laboratorio, la no socialización, etc.?
Desde el punto de vista de las altas autoridades nada de esto nos afecta ¡No nos cansamos! En cierta forma estamos mejor que antes: sin tener que versos ni soportarnos ¡Y todo está bajo control!
Desde el punto de vista de la psicología estamos en la negación más extrema: no pasó nada; es el paraíso de los fóbicos: sin cercanía y control. Esta actitud es peligrosa.
¿Pero qué otra cosa podemos hacer?
En lugar de negar hay asumir obligaciones, tareas y responsabilidades. Decir que ha paso todo y que esto influye en el aprendizaje. Y no engañarnos: hay aspectos que no pudimos rescatar.
En lo que respecta a los planes de estudio, hay dos concepciones: una que consiste en una matriz donde las columnas son materias y los renglones son los semestres que comprende una carrera. Un cambio en ellos consiste en acomodar diferentes materias, aumentar o disminuir renglones (tiempo) y modificar la seriación (secuencia) de las asignaturas.
Otra concepción es que un plan de estudios es un documentos epistemológico, pedagógico y didáctico (que sustenta una postura en relación con cómo se aprende), disciplinar (relativo a un campo del conocimiento en específico) y social (que atañe a problemas importantes para la sociedad).
Cuando se visualiza un plan de estudios como una matriz las dimensiones epistemológica, pedagógica, didáctica y social permanecen inconscientes y se tiene poca claridad con respecto a la dimensión disciplinar.
Al ignorar la complejidad de un plan de estudios y reducirlo a sumas se puede llegar a hacer verdaderas brutalidades.
Hay que pensar en varias cosas: un plan de estudios debe organizar conocimientos alrededor de una concepción de aprendizaje, acorde con formas de trabajo docente para responder a problemas sociales mediante la práctica profesional y para innovar tecnología.
Y por supuesto que deben considerarse las opiniones de los alumnos.
Finalmente, como se ha mencionado, hay que llevarlo a la práctica.
(1:49:20)
Moderador: Concuerdo con todo lo expresado por ustedes, particularmente en el hecho de que la emergencia no fue atendida como se debe: los profesores hicimos lo que pudimos; les confieso que nunca había sentido una angustia de emergencia como la del 17 de marzo de 2020 cuando me dijeron que tendría que atender a mis alumnos ya que el semestre continúa. Tuve que atender a todos mis alumnos a distancia, de manera virtual con mis propios medios. Se debió plantear, sin tanta prisa, reuniones entre todos los profesores para establecer qué se debe hacer para que esto sea provechoso. Llegué a pensar en que los avances deberían verificarse cada día exponiendo todos los temas y concluir con el semestre.
Verdaderamente, todo un plan de negación.
Nunca, en todos mis años de experiencia, se me había presentado la disyuntiva entre los aspectos humanos y los educativos; es decir, nuestra obligación como profesores es tratar de enseñar de la mejor manera posible de acuerdo con nuestras capacidades y evaluar que aprendieron los alumnos. Pero ante la realidad de las deficiencias económicas, tecnológicas, ambientales, la disyuntiva nace de que el alumno no ha aprendido lo suficiente porque no tiene la capacidad, y lo tengo que reprobar.
Hay que asumir que, después de la emergencia, los alumnos tendrán una serie de deficiencia que podría llevarlos a desertar o que sigan adelante y no estén lo adecuadamente preparados como corresponde a nuestra Facultad.
Para todos ustedes: en el diseño de los planes de estudio podrán aceptarse tres escenarios:
1. Continuar con el modelo presencial tradicional
2. Adoptar un modelo híbrido
3. Asumir un modelo totalmente en línea
¿Cuáles serían las diferencias en los contenidos para cada escenario?
Norma Amirante Marignac (1:58:01)
Por supuesto que hay diferencias, los currícula y los contenidos son muy diferente. Pero lo primero es definir lo que se quiere: ¿Qué es lo que queremos, para qué enseñamos y cómo lo enseñamos?
Se debe definir un perfil de egreso y a partir de un diagnóstico previo en el que participa la comunidad educativa, los egresados, los estudiantes. De acuerdo con él se podrá discutir que modalidad se requiere, pero esta elección es la menos importante cuando se desconoce lo que ocurre con los planes de estudio antes y después de la pandemia.
Saúl de la Rosa Nieves (2:00:55)
Considero que para que un profesor enseñe, este debe comprobar si el alumno está asimilando lo que se le plantea; en el aspecto presencial esto se puede comprobar simplemente con ver el rostro de los estudiantes y con ello modificar la estrategia de enseñanza que se sigue. En el contexto virtual, es casi imposible tener esa retroalimentación. Hay una gran brecha entre usar la plataforma virtual y la realidad que tuvimos. Tal vez el modelo híbrido podría solucionar esto, pero el reto instrumentarlo para poder compensar esta situación.
Echeverría Arjonilla (2:03:53)
La elección del modelo corresponde a la dimensión didáctica, pero para llegar a ella hay que resolver los aspectos previos, como conocer qué se quiere y para qué. Independientemente del modelo que se utilice, se debe comprobar que se logre lo que busco.
Ahora, el otro gran problema es la evaluación, este es el gran reto en este momento.
Amelia Guadalupe Fiel Rivera (2:06:48)
Coincido en que se debe partir de un diagnóstico y de no definir en función de la emergencia, además de tener claro lo que se desea a corto y largo plazo. Se debe considerar cuál es la identidad profesional de los ingenieros en función de los modelos educativos, ya que tanto el docente como el egresado cambian de roles. Debe haber una mayor participación de docentes, estudiantes y de otros miembros de la sociedad para tomar estas decisiones.
González González (2:09:57)
Todo proceso de planeación obedece a un diagnóstico, pero se deberían escuchar todas las voces en un foro abierto con alumnos, el sector empresarial, la industria, para establecer hacia dónde dirigir la formación de nuestros ingenieros. Debe ser un proceso de acción y de libertad, en donde todos asuman sus responsabilidades para emitir una propuesta.
Una combinación de modelos podría funcionar, si consideran todos los elementos propios de la parte teórica, práctica, social para obtener algo bien hecho, sin limitaciones de tiempo.
Puebla Cadena (2:12:45)
Me pregunto si la elección del modelo se trata de un falso dilema, debe atenderse la parte sustancial.
Hay que considerar las características de cada modelo, hay aspectos que no se cumplen en ciertos modelos; sería como enseñar a nadar a través de videos. Por más que se quiera, no se pueden lograr. Y es importante no negarlo.
La parte social afecta la identidad, ya que esta se construye en la convivencia, no a través de una pantalla.
2:14:10
Moderador: Es claro que hay una gran diversidad entre nuestros alumnos y las condiciones con las que cuentan. De tal forma, adoptar un modelo único no podría ser la mejor solución. Podría hacerse un diagnóstico a los alumnos para conocer cuál es la mejor forma en la que aprenden, en función a su avance en la carrera, en los aspectos multidisciplinarios, psicológicos, entre otros.
Les pedimos una breve reflexión sobre lo comentado en esta mesa.
Norma Amirante Marignac (2:24:49)
Cuando estamos en crisis es importante regresar a la fuente. Recordando la Biblioteca de Alejandría, un centro fundamental del saber en el mundo, el desarrollo tecnológico de Aristarco de Samos, de Eratóstenes, de Hipatia, de otros más, comparado a lo que tenemos hoy está bajo cero; sin embargo, plantear problemas relevantes basados en ellos es un asunto contemporáneo: trabajaron en equipo, desarrollaron habilidades fundamentales del pensamiento (plantear hipótesis, variables, relacionarlas, observar, inferir, medir) permitió hace 2,300 años llegar a resolver de una forma muy aproximada tareas muy complejas.
Mi conclusión es que no podemos perder de vista esa forma de hacer ciencia; no podemos perder de vista la experiencia y la interacción. Los profesionistas son contratados con base en su experiencia.
¿Cómo garantizamos que un plan de estudios nos permita la formación en lo que consideramos fundamental de la práctica profesional y no para resolver los problemas que plantea el mercado, se debe innovar, no sólo resolver?
Saúl de la Rosa Nieves (2:27:07)
Pensando en cómo continuar el proceso académico, como institución vislumbro que la tarea número uno es buscar la forma en que podamos garantizar una educación de calidad, que el alumno tenga acceso a la experiencia.
Elia Echeverría Arjonilla (2:28:38)
Retomo la idea de responder las tres preguntas fundamentales: ¿Qué queremos, para qué lo queremos y cómo lo hacemos? Es medular responderlas y después voltear a ver silo que estamos proponiendo realmente lo logra.
Nuestra labor como docentes incluye ser tan científicos como lo somos como profesionistas; nuestra experiencia puede ser muy buena, pero podría ser particular, por ello hay que recurrir a la investigación educativa.
Guadalupe Fiel Rivera (2:31:18)
Estamos en una situación que plantea muchos desafíos y las prioridades han cambiado. En el contexto educativo se habla de muchos modelos y enfoques para entender el aprendizaje. Creo que la comunidad académica debería crear su propio modelo, uno que abra oportunidades reales de aprendizaje, que fomente el aprendizaje autónomo, crítico, reflexivo, la innovación y la construcción del conocimiento científico, el aprendizaje colaborativo, el social para que cada estudiante construya su identidad profesional.
Hay que evitar las tentaciones de caer en lo inmediato ya que no será posible resolver los aspectos humanos.
Leopoldo González González (2:36:31)
Nunca llegué a imaginar que estaría un año completo en casa. ¿Por qué no nos damos la oportunidad de hacer un ejercicio real de planeación y repensar qué hacer con los planes de estudio, considerando ventajas y desventajas, la parte social, la parte práctica, todo lo que esto conlleva?
Si estuvimos un año sin salir de casa, por qué no nos damos el tiempo necesario para hacer un ejercicio de planeación e involucrar a todos los participantes en el proceso enseñanza-aprendizaje. Uno de los principios de la innovación es combinar todos los aspectos y discutirlos en un forno abierto participativo y poder así diseñar un modelo diferente al actual.
Margarita Puebla Cadena (2:38:36)
A veces se piensa que la docencia es una actividad automática y trivial; implica una preparación metodológica porque es compleja. Por otra parte, hay que buscar la forma en que los alumnos tengan acceso a la experiencia, porque este es el punto débil de la enseñanza en línea.
Hay que evitar las tentaciones tecnológicas o de procesos y tiempos políticos para no ver a los planes de estudio como un matriz; los tiempos educativos son diferentes a los políticos.
Moderador (2:43:29)
Es necesario partir a un nuevo enfoque, a otra forma de pensar, a otra organización, con el fin de llevar de nuevo a nuestra Facultad a ser la mejor.
Muchas gracias a todos por su participación, hicieron aportaciones importantísimas que serán muy útiles para todos nosotros.